domingo, 12 de junio de 2022

LOS CICLOS Y GENERACIONES.



El antiguo Testamento en su narrativa histórica, muestra una violencia del ser humano desde su mismo origen. Los científicos en sus teorías sugieren que los espermatozoides luchan por montones para que uno solo, sea, el que fecunde un solo ovulo. El amor de hombre y mujer, sentimiento tan extraño, hace que, entre millones de seres humanos, solo una pareja se fije el uno al otro, sin importar quien los rodea. El nuevo testamento nos invita al amor al prójimo sin juzgar.  

 

En todas las etapas de la vida en este planeta, porque hasta el momento no conocemos vida en otro, tanto en los seres vivos, como los inertes, necesariamente se cierran y se abren ciclos. En el caso, de los seres humanos, la existencia es tan efímera y frágil, comparada con la eternidad de la muerte, que la ansiedad por el cambio nos hace más volátiles y violentos, en muchos casos, si no se actúa con la razón, pasamos por encima de la ansiedad de los otros.

 

En el campo social, necesariamente los recursos y las riquezas deben administrarse de manera alternada, por los miembros de cada comunidad, pues, ya se ha comprobado que, si solo un grupo de esa comunidad lo administra todo el tiempo, tiende a la avaricia y la tiranía, la balanza se desproporciona, no hay equidad en el desarrollo de dicha comunidad. Fomenta a la discriminación y a la violencia.

 

El cierre de un ciclo y abrir otro, un tanto desconocido es sano, pues la comunidad del ser humano siente proporción en la balanza y solo así, podría bajar la ansiedad y la violencia por su futuro y ve armonía en su proyecto de vida. Sin celos y confianza, con el perdón y reconciliación como herramienta fundamental, una comunidad puede cerrar un ciclo y aventurarse en una nueva etapa, un nuevo proyecto acorde a lo ya conquistado.